miércoles, 24 de febrero de 2010


Y hoy entendí, que el paraíso está en la tierra. Que la melodía es el confesionario y que la música es Dios.

Y que quien nunca haya experimentado la sensación de llorar con una nota, por el solo hecho que no le toca el corazón, vive en el verdadero infierno.

Que en el cielo solo hay nubes, y que bajo la tierra solo hay más tierra. Pero que en un piano o un violin, una guitarra o un bajo, una flauta o violonchelo, se esconde la mayor felicidad.

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